Tal y como comento en el título del post, el problema de la obesidad en nuestro país y en todos los países desarrollados, va mucho más allá del tema estético.
Hablamos de salud, de calidad de vida.
La obesidad en España y en el mundo
En primer lugar, el riesgo nacional de obesidad que es una medida que se basa en aspectos como en la prevalencia de obesidad, la tasa de aumento de obesidad en los últimos años, la probabilidad de alcanzar la meta de obesidad para 2025, el indicador de tratamiento, etc. sitúa a España en una puntuación de riesgo de 7 sobre 10.
Si hablamos de obesidad infantil, el riesgo de obesidad infantil se sitúa en un 7,5 sobre 11.
Esta puntuación se obtiene de la suma de parámetros como la probabilidad de cada país de tener o adquirir un problema importante de obesidad infantil durante la próxima década, niveles actuales de obesidad y el riesgo futuro de incremento. (España ocupa los primeros puestos)
Como podéis ver, en ambos marcadores sacamos bastante mala puntuación y esto es un problema sanitario muy importante.
Y lo peor es que la evolución de las tasas de obesidad adulta (>18 años) en los últimos 30 años casi se ha triplicado.
Según diversos estudios, más del 60% de los adultos comprendidos entre 25 y 64 años presenta exceso de peso y el 33,4% obesidad abdominal. La OMS también avala estas cifras.
En niños, existen distintos estudios de prevalencia en distintos grupos de edad que dejan cifras realmente alarmantes: sobre un 20% de obesidad y 35 % de sobrepeso en niños.
Los estudios de prevalencia de la OMS de la obesidad infantil en España (5-19 años) sitúan la cifra en un 34%.
La composición corporal
Los datos que acabo de comentar están basados en su mayoría en un marcador bastante limitado como es el índice de masa corporal (IMC), que solo relaciona el peso con la altura, pero no valora el porcentaje de grasa y el tipo de grasa que tiene la persona.
Esto es importante pues una mayor cantidad de grasa subcutánea (la que está justo debajo de la piel) no parece ser tan negativa para la salud como la grasa visceral.
También parece ser menos problemática una distribución de grasa con mayor depósito en la región glúteo-femoral que en las regiones del tronco o abdomen.
Por ello, una persona delgada o “normopeso” con un alto porcentaje graso y, sobre todo, con alta grasa visceral y baja masa muscular conlleva a similares riesgos para la salud que una persona con un mayor peso, pero con las mismas características respecto a la composición corporal.
¿Qué podemos hacer para reducir nuestra masa grasa?
Mi consejo desde luego es que te pongas en manos de un nutricionista que te enseñe a comer mejor y te indique en qué estás fallando a la hora de las comidas y te pueda ayudar a reducir ese porcentaje de grasa de tu organismo.
¿Cuánto cuesta un nutricionista? Seguro que es una pregunta que se os está pasando por la cabeza ahora mismo. Os animo a visitar algún especialista en vuestra zona y solicitar una consulta o pedir presupuesto, puesto que las tarifas y los servicios pueden variar mucho de un profesional a otro.
Aquí os dejo ejemplos si buscas Nutricionista en Valencia, pero con una rápida búsqueda en Google podrás encontrar opciones en tu localidad.
Y por supuesto, aparte de la alimentación, es de suma importancia que cuidemos nuestros hábitos de vida (deporte, ejercicio, descanso, etc.) independientemente del peso que se tenga.
Como yo siempre digo, estar en buena forma física es un 80% alimentación y un 20% ejercicio.
¿Te han sorprendido estos datos? Déjame un comentario acerca de este tema y podremos abrir debate.
Super interesante el aporte!!!